El ATS es planteado por primera vez en 1933. A continuación, se reproducen un par de párrafos sobre cómo se concibió el ATS[1]:
De la biografía de Manuel Lorenzo Pardo realizada por José Ramón Marcuello (Calvín Marcuello, 1990), citando a (Urbistomdo, 1984)
(…) Una invitación llevó, el 24 de octubre de 1932, a Lorenzo Pardo por tierras de Cartagena y Almanzora. Le acompañábamos. La población de Cuevas había descendido en unos meses de 30 000 habitantes a unos 13 000. La calamitosa coincidencia de una crisis minera con seis años de absoluta sequía, había obligado a emigrar a la mayoría de la población rumbo a Barcelona, con el alcalde a la cabeza, y se nos mostraba un inmenso desierto de arenas que otrora había sido un productivo naranjal.
Tres o cuatro días después de regreso a Madrid por carreteras alicantinas en el interior del automóvil comentábamos lo que, con dolor, habíamos contemplado. «Si fuera posible traer el Nilo aquí» decía hiperbólicamente D. Manuel, «habría que transportarlo». El caso es que el Nilo quedaba bastante lejos, y de los ríos más próximos, el Júcar y el Guadalquivir estaban demasiado comprometidos y el Guadiana no contaba con una cabecera seria. Se comentó, como cosa curiosa, que los cursos altos del Tajo y del Júcar, a ambos lados de la Sierra de San Felipe, corrían paralelos entre sí a pocos kilómetros de distancia, con pendientes opuestas y cruzadas, a modo de los floretes de esgrima en posición de guardia. Un hipotético túnel podría llevar las aguas del Júcar al Tajo y también las del Tajo al Júcar. (…)
En noviembre de 1932, Manuel Lorenzo Pardo redactó una nota, remitida por Indalecio Prieto al Consejo de Obras Hidráulicas, que al parecer tuvo una primera impresión de cierto escepticismo, comparándolo con un cuento de Julio Verne (Sáenz Ridruejo, 2012). En líneas generales parece que fue bien visto por la mayor parte de los consejeros, si bien había alguna voz crítica, indicando que el plan estaba poco maduro. González Quijano cuestionaba la suficiencia de la cabecera del Tajo para garantizar las aportaciones, a lo que Manuel Lorenzo Pardo presentaba el historial de turbinaciones de la central de Bolarque. La crítica mayor vino de Federico Keller, que había sido jefe de la División Hidráulica del Tajo, pues entendía que el ATS limitaría el desarrollo de regadíos en la cuenca del Tajo.
El 26 de febrero de 1933 se celebró en Alicante ─teatro Monumental─ una asamblea organizada por la Diputación provincial de Alicante, centrada en la conferencia Las directrices de una nueva política hidráulica y los riegos de Levante (Prieto & Lorenzo Pardo, 1933) ─»que leyó el ministro Indalecio Prieto, ante las dificultades vocales del autor» [por Manuel Lorenzo Pardo]─. Esta ponencia, anterior al PNOH1933, se centra en exponer las posibilidades de mejora de los riegos de Levante, pero cuyos recursos hídricos son insuficientes, aportando la solución de un trasvase desde el Tajo. Se destacaba como territorios beneficiados por el trasvase a las provincias de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería. Por la tarde, en el transcurso de un banquete celebrado en la Lonja, se pronunciaron diversos discursos por las autoridades presentes. En el discurso del ministro Indalecio Prieto hay unas frases que han sido citadas numerosas veces como justificación del ATS, si bien la misma no va dirigida a todos los que se opongan al trasvase, sino sólo a aquellos que lo hacen por estar promovido por la República:
Del discurso del ministro Indalecio Prieto en el banquete de la Lonja de Alicante (26/2/1933)
( …) Esta no es obra a realizar en el período brevísimo de días, ni de meses; es obra de años, para la cual se necesita la asistencia de quienes hoy gobiernan, de quienes estén en la oposición, de quienes sirven al régimen republicano y, oídlo bien, de quienes están en contra de él; porque quienes por patrocinar el régimen republicano una empresa de esta naturaleza le negara su asistencia y su auxilio, serían, no enemigos del régimen, sino unos miserables traidores a España. (…)
En el mismo banquete, en el discurso de Manuel Lorenzo Pardo se recoge también un pensamiento más general sobre los trasvases, con la mente puesta no sólo en el Tajo, sino en los ríos del norte de España (Prieto & Lorenzo Pardo, 1933):
Del discurso de Manuel Lorenzo Pardo en el banquete de la Lonja de Alicante (26/2/1933)
(…) Habéis oído hablar de una solución para vuestros problemas, consistente en aprovechar para el riego de este país algunas aguas procedentes de las cabeceras de los ríos Tajo y Guadiana. Confío en que la explicación, no solamente habrá servido para justificar la posibilidad, sino que os habrá permitido apreciar la extrema sencillez con que puede hacerse esta cosa, a primera vista sorprendente. Sale, sin embargo, al paso, como dificultad inmediata, la que se oculta tras el imponente nombre de transvase. La dificultad parece voluminosa, pero apenas es real. La Naturaleza, en efecto, ha realizado numerosas capturas de esa clase; las que el hombre efectúe tienen su apoyo firmísimo en un hecho natural frecuente.
Dentro de la Península hay posibilidades semejantes en los Picos de Europa, donde se pueden captar aguas cantábricas para verterlas voluntariamente al Duero o al Ebro, según convenga, conforme a lo que ha llovido cada año en cada región; del Duero pueden ser pasadas al Ebro o al Tajo; del Tajo al Júcar es facilísimo, y del Tajo y Guadiana, en conjunción, ya habéis visto cuán sencillamente se pasa al Segura siguiendo el curso del Júcar.
Si no directamente, por lo menos de un modo virtual, por vía de compensación entre cuencas, es perfectamente posible y quizá sea muy económicamente realizable aprovechar en las riberas del Segura las aguas sobrantes del valle de Cabuérniga.
El fantasma del transvase, con su limitado alcance de competencia entre vecinos, se desvanece ante el soplo poderoso de una suprema conveniencia nacional. Si un día somos dueños de las aguas españolas, que caen en cantidad suficiente, aunque desigualmente repartidas, y las podemos distribuir según esa conveniencia, habremos realizado el acto más firme de soberanía. La fina y melancólica espiritualidad del Norte, templada en las austeridades castellanas, podrá llegar a fructificar aquí en Levante por la conjunción de aquellas aguas y este sol, y entonces sí que serían los vuestros unos productos nacionales capaces de llevar al último rincón del mundo, desde América hasta el Extremo Oriente, una encarnación del alma española. (…)
Bibliografía
Calvín Marcuello, J. R., 1990. Manuel Lorenzo Pardo. Madrid: Colegio de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Prieto, I. & Lorenzo Pardo, M., 1933. Las directrices de una nueva política hidráulica y los riegos de Levante. Asamblea celebrada en Alicante el 26 de febrero de 1933, bajo la presidencia del excelentísimo Sr. Ministro de Obras Públicas D. Indalecio Prieto. Segunda edición: mayo de 1988 ed. Alicante: Consejería de Política Territorial y Obras Públicas. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Sáenz Ridruejo, F., 2012. La gestación del trasvase Tajo-Segura, según los diarios de Clemente Sáenz García y los papeles de Manuel Lorenzo Pardo. Revista de Obras Públicas, Issue 159 (3531), pp. 7-18.
Urbistomdo, R., 1984. La ingeniería hidráulica: Manuel Lorenzo Pardo. En: La ingenieria española en el siglo XX . Madrid: Fundación Juan March.
[1] Este pasaje también es reseñado en el artículo de la Revista de Obras Públicas «La gestación del trasvase Tajo-Segura, según los diarios de Clemente Sáenz García y los papeles de Manuel Lorenzo Pardo» (Sáenz Ridruejo, 2012)