Lectura de Keynes: los animals spirits

Una de mis preocupaciones recurrentes desde los tiempos de estudiante ha sido la disonancia entre las hipótesis de los libros de economía y el mundo real. Resultaba que, para los textos consagrados (también llamados clásicos) de la ciencia económica, el mundo real era un caso particular ─o muy particular─ de las hipótesis en que se basaba el texto. Lo que nos llevaba a considerar que la economía era una fantasía exacta. Producto de esta fantasía fue la creación del correspondiente fantasma: el homo economicus, que ha transitado por los libros y los debates intelectuales durante más de un siglo. Era una trampa: se trataba de crear un sujeto económico que se comportaba como fuese necesario para poder aplicar la doctrina. Era poner de antemano las hipótesis para que los modelos proporcionasen el resultado apetecido. El tema lo hemos tratado recientemente en la entrada «La trampa del Homo economicus» de 15 de octubre de 2023.

Los economistas clásicos prestaban poca atención a aspectos tales como la psicología, las expectativas, los acontecimientos inesperados. Lo que Keynes denominó los animals spirits. Ciertamente el homo economicus se encontraba exento de estas bagatelas: poseía una gran inteligencia, sus decisiones siempre eran perfectamente racionales y preveía el porvenir como una casandra económica. No tenía en cuenta los sentimientos, las imprecisiones, la necesidad, los caprichos, las emociones, las intuiciones, la solidaridad, la generosidad, la oportunidad, el «porque sí», …, a la hora de actuar. A las que falta por añadir quizá la mayor de todas: la ignorancia (y, quizá, también el pánico en determinadas situaciones). Pero, ¿cómo se va a fabricar una ciencia económica con estas consideraciones?

Ha venido en nuestra ayuda el libro de John Maynard Keynes y Joaquín Estefanía «Las posibilidades económicas de nuestros nietos» (2015). Ed. Taurus. Nos dice el segundo autor en la Introducción:

«Los economistas prekeynesianos entendieron con displicencia que, en conjunto, las variaciones de los sentimientos, las impresiones y las pasiones individuales carecían de importancia y que los acontecimientos económicos están dirigidos por factores técnicos inescrutables o actos imprevistos del Gobierno. Dos premios Nobel de Economía contemporáneos, George Akerlof y Robert Shiller, actualizaron recientemente las reflexiones keynesianas de los animals spirits, con motivo de la Gran Recesión que comenzó en 2007. Se preguntaban por qué la mayoría de las personas no previó la actual crisis, cómo se pueden comprender las dificultades que parecen haber caído del cielo sin motivo y por qué todas las medidas que se destinaron en principio para prevenir los problemas se quedaron cortas o fueron ineficaces. Porque numerosos profesionales de la economía y de las finanzas habían llevado tan lejos el alcance de sus «previsiones racionales» y de los «mercados eficientes» que no acertaron a comprender la dinámica fundamental que subyace en las crisis económicas. Si no se incorporaron los espíritus animales a este modelo, proseguirá la incapacidad para discernir las fuentes reales del problema».
«¿Qué son los animals spirits? Según Keynes, la economía no está gobernada sólo por actores racionales que, como «una mano invisible», desean emprender actividades comerciales destinadas a obtener un beneficio económico mutuo, como decían los economistas clásicos, sino que, aunque muchas de las actividades económicas suelen tener motivaciones racionales, hay otras que están tomadas por sentimientos irracionales, apetencias, caprichos, etcétera. Los estímulos que mueven a las personas a comprar, vender, gastar, invertir, evadir, regalar…no siempre son económicos ni sus comportamientos siempre son racionales cuando persiguen este tipo de intereses. Jack Welch, el mítico consejero delegado de la multinacional estadounidense General Electric hasta el cambio de siglo, decía que la mayoría de las decisiones importantes de la vida de una persona se toman «directamente con las tripas»(…) Del mismo modo que la mano invisible de Adam Smith constituye la idea central de la economía clásica, los animals spirits keynesianos son la clave de otra versión diferente de la economía, una explicación de la inestabilidad que subyace en el capitalismo.»
«Dentro de los espíritus animales, Keynes subrayaba con trazos muy fuertes, el papel de la incertidumbre en la evolución económica de las sociedades y de las personas. La presencia habitual de esa incertidumbre tiene gran significación en el hecho de que las economías funcionan lejos de su potencialidad, excepto en momentos de excitación o de burbuja. La incertidumbre impone una especie de miedo permanente sobre el futuro que constituye un freno al progreso. Miedo a perder el puesto de trabajo, a quedarse atrás en una distribución cada vez más regresiva de la renta y la riqueza, en los cambios en la vida cotidiana, a que nuestros hijos vayan a vivir peor que nosotros, o a que nuestros representantes, aquellos que hemos elegido para que nos ayuden a resolver los problemas colectivos, no pueden hacerlo porque las decisiones más importantes se toman cada vez más lejos de ellos. Los mayores males económicos son fruto del riesgo, la incertidumbre y la ignorancia.»

«Las posibilidades económicas de nuestros nietos». Una lectura de Keynes por Joaquín Estefanía. Editorial Tauros, noviembre de 2015

Llegados a este punto, sólo cabe añadir por nuestra parte, que tendríamos que comenzar a pensar en las ciencias económicas (y en sus sumos sacerdotes o gurús) de otra manera. Vale la pregunta que hizo la anciana reina de Gran Bretaña en su visita a la Bolsa de Londres poco después de la crisis de 2007. Venía a decir: «¿Pero, ninguno de ustedes pudo prevenir lo que se nos venía encima?»

Autor:

Bernardo López-Camacho y Camacho

Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
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